La gran tarea de esta especial coyuntura que vive nuestro pueblo deberá ser una acción contingente de todas y todos los que vivimos en estos hermosos valles y en sus metrópolis. Hacer una gesta exclusiva por y para los feligreses católicos es negar que existan otros ciudadanos que quieren apoyar teniendo otras confesiones religiosas y tampoco son iqueños de nacimiento; pero que tienen a Ica como su lugar de residencia y por tanto ofrecen participar y opinar. Algunas razones de esta esperada permisibilidad la ensayo a continuación:
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción nos corresponde a todos los que vivimos en Ica y más allá. La gesta no está motivada por cuestionamientos de dogma o fe contra las autoridades religiosas locales, este es un reclamo específico contra la imposición administrativa de destruir nuestro pasado inmediato sin justificaciones valederas.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción corresponde a todos los que vivimos en Ica, sin distingos de ningún tipo, iqueños o asimilados, nacionales o extranjeros. Este ícono de la religiosidad local, con trascendencia nacional e internacional, es un atractivo para nuestra ciudad motivo por el cual debemos desinteresadamente prestar nuestro concurso, al margen del color religioso.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción, es preservar en el tiempo este hito urbano para nuestra ciudad. Es el más significativo patrimonio cultural inmueble del siglo XX, ejemplo único de su tipología.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción es un compromiso natural para con la ciudad que nos cobija, que a la vez somos todos: hombres y mujeres, jóvenes y adultos; personas naturales o jurídicas, gobernantes y gobernados. Esta gesta es para devolver a ésta ciudad y a éste pueblo su dignidad, de impedir el avance de una decisión a todas luces arbitraria y antihistórica.
Esta bandera reivindicativa deberá identificarnos a todos, no hay exclusivismos ni exclusiones. Al contrario es una puerta abierta a la participación comprometida, es la bienvenida a todos aquellos que aman esta tierra, creen en su pasado, en sus tradiciones y sus costumbres.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción nos corresponde a todos los que vivimos en Ica y más allá. La gesta no está motivada por cuestionamientos de dogma o fe contra las autoridades religiosas locales, este es un reclamo específico contra la imposición administrativa de destruir nuestro pasado inmediato sin justificaciones valederas.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción corresponde a todos los que vivimos en Ica, sin distingos de ningún tipo, iqueños o asimilados, nacionales o extranjeros. Este ícono de la religiosidad local, con trascendencia nacional e internacional, es un atractivo para nuestra ciudad motivo por el cual debemos desinteresadamente prestar nuestro concurso, al margen del color religioso.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción, es preservar en el tiempo este hito urbano para nuestra ciudad. Es el más significativo patrimonio cultural inmueble del siglo XX, ejemplo único de su tipología.
· Salvar al Santuario de Luren de la destrucción es un compromiso natural para con la ciudad que nos cobija, que a la vez somos todos: hombres y mujeres, jóvenes y adultos; personas naturales o jurídicas, gobernantes y gobernados. Esta gesta es para devolver a ésta ciudad y a éste pueblo su dignidad, de impedir el avance de una decisión a todas luces arbitraria y antihistórica.
Esta bandera reivindicativa deberá identificarnos a todos, no hay exclusivismos ni exclusiones. Al contrario es una puerta abierta a la participación comprometida, es la bienvenida a todos aquellos que aman esta tierra, creen en su pasado, en sus tradiciones y sus costumbres.
NR: Este artículo se publicó en el diario “La Voz de Ica” el 17-02-2010
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