sábado, 13 de febrero de 2010

Un día como hoy, murió Don Alberto Cierra Alta Herrera, constructor del Santuario de Luren


Una labor titánica como Maestro Constructor, hacedor de uno de los edificios más emblemáticos de la religiosidad local le cupo hacer con nota sobresaliente al siempre recordado patricio iqueño: Don Alberto Cierra Alta Herrera, quien concibió el diseño original y monitoreó la erección del hermoso y simbólico Santuario de Luren la casa amada de nuestro Santo y Venerado Patrono: El Cristo Crucificado de Luren.

Las obras de ingeniería que en su ejemplar y prolífica existencia hizo Don Alberto Cierra Alta le valió ganarse merecidamente el título de Arquitecto Constructor, otorgado por la Universidad de la Vida, máxime título honorífico que se le otorga a los grandes, a los que al ser evocado su recuerdo siempre es venturoso y gratificante, son aquellos que trascienden por sus obras más allá de la muerte. Y éstas hablan por él, allí permanecen con imperturbable solidez y singular belleza las edificaciones tales como el antiguo Hotel Colón, los portales de nuestra Plaza de Armas, el Santuario de Yauca del Rosario y por supuesto su obra cumbre, el histórico Santuario de Luren. Don Alberto asumió esta enorme responsabilidad a los 36 años de edad y la concluyó, con terca resistencia, sabia comprensión y afanoso empeño a los 63 años. Toda su vida adulta estuvo al lado del Santuario y de su Cristo Milagroso. No solamente fue su heroico constructor, el amigo leal, sino también el celoso guardián.

El camino de Don Alberto Cierra Alta Herrera estuvo enlazado magistralmente con la de nuestro Cristo de Luren. Éste notable ciudadano siempre estuvo en los momentos más difíciles como fue la restauración de la imagen sagrada luego del pavoroso incendio de 1918, presidió la “Sociedad de 16 Amigos” fundado el 14 de Julio de 1918, que años más tarde se transformó en la trascendental “Hermandad del Señor de Luren” y a partir de 1919 fue convocado por “La Comisión Pro Luren” para la construcción del histórico Templo, convertido luego en Santuario Religioso Nacional. Su camino convergió con otro grande, el Presbítero Antonio Meléndez Méndez, el santo varón que la historia recuerda con agradecimiento eterno. Don Alberto nació el 8 de Abril de 1883 y falleció a los 96 años de edad, un día como hoy, hace tres décadas atrás, un triste, friolento y gris 23 de Noviembre de 1979.

Los iqueños en especial y los peruanos en general recuerdan con afecto a éste insigne hombre, de cabellera plateada, voz grave y sabia, de mirada serena, apacible, enmarcados en sus características gafas de carey; él siempre presto a iniciar una conversación con frases vitales y manos hacendosas, trajinadas entre los elevados andamios que hacían surgir hacia el cenit las magníficas construcciones de ladrillo y cemento; manos encallecidas por el uso del badilejo y la plomada milimétrica para precisar las exactitudes de sus obras. Siempre será recordado con algún plano arquitectónico entre manos, hablando entusiasmado sobre ellas como cuando se habla de alguna de sus entrañables hijas queridas que le sobrevivieron. Lo imaginamos siempre asido de su bastón, caminando despacio y seguro hacia la eternidad, para encontrase con el Gran Dios de todos los Hombres, para decirle que cumplió su tarea con creces. Descanse en paz, Don Alberto, sus obras no morirán, serán su vivo recuerdo, nuestro compromiso.
NR: este artículo se publicó en el diario "La Voz de Ica" el 23-11-2010

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