Como se recordará en la mañana de 18 de Julio del 2008, la sagrada imagen del Señor de Luren fue sacada en andas para que recibiera una distinción por parte del Presidente del Congreso de la República de ese entonces, Dr. Luis Gonzales Posada, acto que se desarrolló frente a la Casa Parroquial.
La feligresía concurrió a la invitación hecha por el Obispo ya que en ese mismo acto público se presentó por vez primera la maqueta de la nueva Basílica, ostentosa edificación que reemplazaría al histórico Santuario una vez que fuese demolido. El gran número de feligreses no podía salir de su asombro al ver la nueva propuesta arquitectónica, muchas rechiflas retumbaron en señal de desaprobación. El proyecto ganador de la Basílica fue hecho por los esposos arquitectos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse, docentes de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Sin embargo, otro de los momentos importantes que pasó completamente desapercibido a causa de la curiosidad por ver la rechiflada maqueta, fue la lectura de un Acta de Compromiso, mediante el cual el mismo Presidente de la República se comprometía, por escrito y rúbrica de por medio, apoyar en la construcción de la moderna y fastuosa Basílica. Por supuesto, este documento quedó en manos del Obispo, como garantía de la palabra empeñada. Ese era parte del trato para dar paso a la demolición del Santuario de todos los iqueños.
Pocos feligreses se percataron que una aventura de tan enorme costo debería tener una cobertura presupuestaria más que suficiente y eso sólo lo daría papá gobierno, las especulaciones de los analistas estimaban que los réditos políticos serían cosechados en las venideras elecciones generales del 2010 y 2011. Por su parte, el Obispo tendría asegurado un lugar en la historia de nuestro pueblo por lograr en su periodo de autoridad clerical hacer realidad este elefantiásico edificio religioso, que en estimación de los entendidos duraría hasta cuatro años su construcción y el costo estimado más modesto bordearía los $3.5 millones de dólares.
En calles y plazas, en reuniones amicales y charlas domésticas los comentarios sobre la maqueta eran de franca desaprobación, fueron muy pocos los que se atrevieron a pronunciarse a su favor, tal vez sonrojados por ir contra la opinión mayoritaria de un pueblo creyente que pedía y hasta exigía que devolviesen completamente restaurado el añorado Templo, el verdadero Santuario de Nuestro Señor de Luren
La feligresía concurrió a la invitación hecha por el Obispo ya que en ese mismo acto público se presentó por vez primera la maqueta de la nueva Basílica, ostentosa edificación que reemplazaría al histórico Santuario una vez que fuese demolido. El gran número de feligreses no podía salir de su asombro al ver la nueva propuesta arquitectónica, muchas rechiflas retumbaron en señal de desaprobación. El proyecto ganador de la Basílica fue hecho por los esposos arquitectos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse, docentes de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Sin embargo, otro de los momentos importantes que pasó completamente desapercibido a causa de la curiosidad por ver la rechiflada maqueta, fue la lectura de un Acta de Compromiso, mediante el cual el mismo Presidente de la República se comprometía, por escrito y rúbrica de por medio, apoyar en la construcción de la moderna y fastuosa Basílica. Por supuesto, este documento quedó en manos del Obispo, como garantía de la palabra empeñada. Ese era parte del trato para dar paso a la demolición del Santuario de todos los iqueños.
Pocos feligreses se percataron que una aventura de tan enorme costo debería tener una cobertura presupuestaria más que suficiente y eso sólo lo daría papá gobierno, las especulaciones de los analistas estimaban que los réditos políticos serían cosechados en las venideras elecciones generales del 2010 y 2011. Por su parte, el Obispo tendría asegurado un lugar en la historia de nuestro pueblo por lograr en su periodo de autoridad clerical hacer realidad este elefantiásico edificio religioso, que en estimación de los entendidos duraría hasta cuatro años su construcción y el costo estimado más modesto bordearía los $3.5 millones de dólares.
En calles y plazas, en reuniones amicales y charlas domésticas los comentarios sobre la maqueta eran de franca desaprobación, fueron muy pocos los que se atrevieron a pronunciarse a su favor, tal vez sonrojados por ir contra la opinión mayoritaria de un pueblo creyente que pedía y hasta exigía que devolviesen completamente restaurado el añorado Templo, el verdadero Santuario de Nuestro Señor de Luren
Foto: Esaú Ventura
(*) Este artículo forma parte del Suplemento "La Verdad sobre el Santuario del Señor de Luren" publicado por el diario "La Voz de Ica" en fecha 15-08-2009
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