No existe ningún fundamento técnico debidamente sustentado, con sólidos estudios estructurales, modelos matemáticos, estudios de suelos, etcétera, que indiquen inequívocamente que el Santuario del Señor de Luren deba ser demolido, echado a tierra por inservible.
Lo que ha existido –y todavía persiste- es la intención de demoler el Santuario para reemplazarlo por otro más grande y moderno. La intención aviesa de destruir el ícono más importante de la religiosidad iqueña, para dar paso a una basílica fastuosa o un templo remodelado pero no igual, más grande, más ancho (reconstruido le dicen ahora).
La propuesta para la demolición del Santuario herido, desde el inicio fue una propuesta de los políticos, partió de las esferas de gobierno y apoyada entusiastamente por el Obispo de Ica, para reemplazarlo por una fastuosa y moderna basílica.
Preguntamos ¿Acaso los aires modernistas de nuestras autoridades, sin consulta al pueblo, permitirán la destrucción irremediable de los valores patrimoniales de Ica?
La intención del Comité Iqueños por la Restauración del Santuario de Luren es defender la conservación de este monumento –restaurado y reforzado- para beneplácito de Ica y de las generaciones siguientes. Además, no se entiende la decisión del prelado iqueño de no dialogar con los iqueños, constituidos en un Comité civil, que aboga justamente por la salvación de este importante monumento, el Obispo por el contrario le cierra las puertas, no los recibe y tampoco los escucha. ¿Es posible esto?
Muchos de los que vivimos en estas cálidas tierras, oriundos y asimilados, hemos sido testigos presenciales de esta disputa estéril. Unos empecinados por sobre todas las cosas de imponer una edificación religiosa de alto costo –dizque- para insertar a nuestra región en el avance de la modernidad, de aspirar a las mejoras, también del aspecto arquitectónico y hacer un nuevo atractivo turístico para Ica, aunque para ello se tenga que derribar un templo que ha sido por generaciones orgullo de los iqueños, católicos o no. Otros, la gran mayoría, desea mantener sus tradiciones, sus costumbres, su identidad como cultura y herencia de nuestros mayores; ellos piden que el Santuario se restaure, que se mejore su estructura y que siga conservando su diseño original. Estos últimos a diferencia de los primeros les asiste razones técnicas y por tanto no es un capricho ni añoranza abogar por la preservación del histórico templo.
Es bueno tener ambiciones, guiarse hacia mejores logros, pero esta ambición se vuelve negativa y ofende cuando es desmedida y obliga a asumir a otros, proyectos ajenos. Este tipo de ambición se convierte en fantasiosa e inverosímil cuando se quiere arrastrar a todo un pueblo para que comulgue con esas ideas. Esta ambición excitante de convertir los sueños en realidad nos ocurre a todos, sin importar condición social, estatus o uniformes.
El Pueblo Iqueño será testigo del desenlace de esta trama y juzgara a los responsables. Nadie puede escapar del juicio de la historia, al veredicto de los pueblos en la construcción de su futuro, en la defensa de lo que por derecho les pertenece. El tiempo avanzará inexorablemente y ubicará a cada quien en el lugar que le corresponde.
Lo que ha existido –y todavía persiste- es la intención de demoler el Santuario para reemplazarlo por otro más grande y moderno. La intención aviesa de destruir el ícono más importante de la religiosidad iqueña, para dar paso a una basílica fastuosa o un templo remodelado pero no igual, más grande, más ancho (reconstruido le dicen ahora).
La propuesta para la demolición del Santuario herido, desde el inicio fue una propuesta de los políticos, partió de las esferas de gobierno y apoyada entusiastamente por el Obispo de Ica, para reemplazarlo por una fastuosa y moderna basílica.
Preguntamos ¿Acaso los aires modernistas de nuestras autoridades, sin consulta al pueblo, permitirán la destrucción irremediable de los valores patrimoniales de Ica?
La intención del Comité Iqueños por la Restauración del Santuario de Luren es defender la conservación de este monumento –restaurado y reforzado- para beneplácito de Ica y de las generaciones siguientes. Además, no se entiende la decisión del prelado iqueño de no dialogar con los iqueños, constituidos en un Comité civil, que aboga justamente por la salvación de este importante monumento, el Obispo por el contrario le cierra las puertas, no los recibe y tampoco los escucha. ¿Es posible esto?
Muchos de los que vivimos en estas cálidas tierras, oriundos y asimilados, hemos sido testigos presenciales de esta disputa estéril. Unos empecinados por sobre todas las cosas de imponer una edificación religiosa de alto costo –dizque- para insertar a nuestra región en el avance de la modernidad, de aspirar a las mejoras, también del aspecto arquitectónico y hacer un nuevo atractivo turístico para Ica, aunque para ello se tenga que derribar un templo que ha sido por generaciones orgullo de los iqueños, católicos o no. Otros, la gran mayoría, desea mantener sus tradiciones, sus costumbres, su identidad como cultura y herencia de nuestros mayores; ellos piden que el Santuario se restaure, que se mejore su estructura y que siga conservando su diseño original. Estos últimos a diferencia de los primeros les asiste razones técnicas y por tanto no es un capricho ni añoranza abogar por la preservación del histórico templo.
Es bueno tener ambiciones, guiarse hacia mejores logros, pero esta ambición se vuelve negativa y ofende cuando es desmedida y obliga a asumir a otros, proyectos ajenos. Este tipo de ambición se convierte en fantasiosa e inverosímil cuando se quiere arrastrar a todo un pueblo para que comulgue con esas ideas. Esta ambición excitante de convertir los sueños en realidad nos ocurre a todos, sin importar condición social, estatus o uniformes.
El Pueblo Iqueño será testigo del desenlace de esta trama y juzgara a los responsables. Nadie puede escapar del juicio de la historia, al veredicto de los pueblos en la construcción de su futuro, en la defensa de lo que por derecho les pertenece. El tiempo avanzará inexorablemente y ubicará a cada quien en el lugar que le corresponde.
Foto. Luis Choy
(*) Este articulo se publicó en el Suplemento "La Verdad sobre el Santuario del señor de Luren" del diario "La Voz de Ica" fechado el 15-08-2009
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