La nueva propuesta para el futuro inmediato del histórico Santuario de Luren, luego de la nada exitosa Luretón, será una “RECONSTRUCCIÓN” total del edificio religioso, haciéndolo, en la intención obispal: “más ancho y más largo”.
El Obispo abandonó su inicial propuesta de hacer una fastuosa Basílica en reemplazo del bello templo diseñado hace nueve décadas por el Maestro Alberto Cierra Alta y hecho a puro punche por el pueblo iqueño. Ahora, derrotado por la opinión pública y llevando a cuestas la desconfianza de su feligresía, vuelve con un nuevo proyecto más radical y engañoso que el primero: hacer el templo con el mismo diseño gótico y románico, pero, (aquí viene la trampita) lo hará más ancho y más largo -dizque- para tener mayor espacio en su interior y tener más aforo, es decir poder recibir a más público. Lo que no ha dicho es que, para hacer su nuevo diseño habrá que primero derribar, echar abajo, demoler el histórico templo herido.
Al pueblo y a la feligresía hay que hablarles con franqueza y sin medias tintas, no esconder en el juego de palabras las verdaderas intenciones. El nuevo proyecto del Obispo traerá, como la primera vez, profunda conmoción y rechazo. Y como siempre todo lo hará en hermético silencio, escondiendo los trámites de la opinión del pueblo, desconfiando de la feligresía que dice representar. Se agudizará con ello el desacuerdo, se creará un clima de enrarecido y hostil. Una vez más el Obispo chiclayano demuestra que a poco menos de dos años de su mandato como prelado local no acierta una. Es una pena.
Artículo aparecido en la columna "En Pocas Palabras", Diario "La Voz de Ica", publicado el 11-09-2009
Dibujo: Alvarito
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