Todos los iqueños de buena voluntad que abogan, desde hace dos años, por salvar al Santuario de Luren de su inminente destrucción, le asisten sólidas razones para insistir en que éste ícono de la religiosidad local, sea rescatado de las porfiadas pretensiones demoledoras de sus promotores, que lo consideran solo un montón de cemento y ladrillos sin historia y sin trascendencia.
Y no solo los iqueños. También prominentes profesionales e instituciones nacionales e internacionales de irrefutable prestigio han expresado en inequívoco castellano e incuestionables fundamentos técnicos que el Santuario de Luren se puede RESTAURAR. La gran mayoría de ciudadanos de ésta urbe, familiarizados con el caso, han hecho saber su total disconformidad ante la pretensión de echarlo abajo, de perderlo para siempre. El único que no interpreta hasta ahora, el clamor de su pueblo católico parece ser nuestro Obispo que se obstina en su radical propuesta y ensaya ahora, una nueva variante: hacerlo “más ancho y más largo”, conservando, dicen, el mismo diseño.
Error. Hacer esto sería igual a realizar una caricatura. La caricatura es la deformación exagerada del original, pero sin dejar que pierda el parecido. El Templo, el Santuario de nuestro Señor de Luren no está para ensayos o pretensiones caricaturescas; es hora de la toma de decisiones serias y a la convocatoria multánime al trabajo, es por tanto el momento de iniciar su urgente e impostergable RESTAURACIÓN. Es una exigencia ciudadana. ¿Acaso, la voz del pueblo no es la voz de Dios?
Artículo aparecido en la columna "En Pocas Palabras", publicado en el Diario "La Voz de Ica" el 16-09-2009
Dibujo: Alvarito
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