Ollanta tiene la particularidad de abrir polémicas. Tal vez su carácter militar y su ímpetu de opositor oficial de las elecciones pasadas le hagan auto zancadillas que después lamenta. Casi todos los medios, políticos y blogueros se han puesto en su contra, criticándolo ácidamente por espetarle a Fujimori y a García el adjetivo peyorativo de “cabrones”. En su defensa Ollanta sostiene que “cabrón” en el Cusco significa cobarde y no pasa nada y tampoco retira nada. Malo. Un candidato –porque él ya lo es- debe guardar las composturas que el manual de Carreño no escrito para ésta democracia le obliga.
Tal vez en el Cusco “cabrón” signifique cobarde. Pero en el resto del Perú no lo es. Además que los discursos y visitas de los políticos al interior del país son transmitidas en tiempo real por los medios de difusión al resto de la patria, así que por allí no hay disculpas que valgan. Además, el lenguaje coprolálico no es nuevo en el estamento político. Mentadas de madre, adjetivos altisonantes, congresistas cuestionados por sus decires y sus andares, corrupción a todos los niveles, petroaudios, negociados de alto vuelo, pleitos con los gobernantes vecinos y un largo etcétera son las características que retratan de cuerpo entero a nuestros políticos de esta coyuntura. Así que, sume, no reste. Además parece que esa será la característica que se impondrá en las elecciones venideras (municipales, regionales, congresales y presidenciales) y que Ollanta, prematura y oficiosamente ha iniciado.
Tal vez en el Cusco “cabrón” signifique cobarde. Pero en el resto del Perú no lo es. Además que los discursos y visitas de los políticos al interior del país son transmitidas en tiempo real por los medios de difusión al resto de la patria, así que por allí no hay disculpas que valgan. Además, el lenguaje coprolálico no es nuevo en el estamento político. Mentadas de madre, adjetivos altisonantes, congresistas cuestionados por sus decires y sus andares, corrupción a todos los niveles, petroaudios, negociados de alto vuelo, pleitos con los gobernantes vecinos y un largo etcétera son las características que retratan de cuerpo entero a nuestros políticos de esta coyuntura. Así que, sume, no reste. Además parece que esa será la característica que se impondrá en las elecciones venideras (municipales, regionales, congresales y presidenciales) y que Ollanta, prematura y oficiosamente ha iniciado.
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