domingo, 10 de abril de 2011

EL PODER DE LAS VIGILIAS


Participar de una vigilia no es solo para orar y meditar. Concurrir a una vigilia es participar de una idea, contribuir a una acción, es un acto de masas, de fe y de reivindicación. La vigilia es el reencuentro y es el compartir; es hermanarnos, darnos fuerzas e ir por el mismo camino y en la misma dirección.

La vigilia significa vigilar, trasnochar, estar insomnes,  alertas. Es estar atentos ante el peligro. Es una convocatoria para la petición mediante rogativas para el logro de un determinado propósito. La vigilia de éste sábado 27 de febrero es para solicitar que el Santuario de Luren no sea destruido, que sea recuperado, restaurado y puesto en valor. Esta vigilia es para peticionar por su sobrevivencia, por su salvación de los arbitrarios designios que lo amenazan. Por supuesto el pedido es acompañado por una solemne petición ante el Altísimo, pero también es un llamado de atención para quienes ejercen autoridad sobre este templo herido, hito urbano importante de nuestra historia como ciudad. Este templo afectado, pero no destruido por las fuerzas del terremoto, no es una simple capilla o una edificación católica cualquiera, este Santuario es el más emblemático de los edificios religiosos de Ica, más que la misma Catedral. Allí se ha concentrado una gran parte de nuestra identidad cultural. Este templo pertenece a todos los que vivimos en Ica, porque lo hicimos nosotros con nuestras propias manos y con nuestro propio peculio. Es la herencia de nuestros padres y nuestros abuelos.

Las vigilias que vendrán luego tendrán un peso enorme sobre el futuro inmediato de este lugar consagrado. Será la feligresía y la ciudadanía en general quienes se darán cuenta que la porfía y el empecinamiento de hacer algo diferente, opuesto, a los deseos mayoritarios de un pueblo es una necedad. Es ir contra la historia. Imponer un curso diferente, bajo el pretexto de una falsa modernidad, es una afrenta. Los que están de este lado, abiertos de corazón y prestos a tender nuestra mano solidaria, seguiremos esperando, aguardaremos hasta el último segundo si es posible para evitar la destrucción de nuestro pasado inmediato, de nuestras costumbres y de nuestras creencias, pero tampoco podemos dejar de protestar, de hacer notar estos gruesos errores. El poder de las vigilias reside en la autenticidad de su convocatoria, en la verdad de sus reclamos, en la honestidad del propósito, del objetivo que se persigue. Nadie puede imponer lo que no se quiere. Nadie.
NR: artículo publicado en el Diario “La Voz de Ica”, fechado el 26.02.2010

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