Vamos caminando hacia los tres años sin que exista una solución final para el futuro inmediato del Santuario de Luren, templo de todos los iqueños afectado por el terremoto. Lo que existe es un amplio abanico de conjeturas o presunciones a falta de un anuncio oficial claro, conciso e indubitable sobre éste tema.
Y la Semana Santa está ad portas y el Cristo milagroso de todos los iqueños sigue en casa provisoria, de inquilino precario (por más que se diga que esa Capilla también es suya). Recordemos que lo “provisorio” en nuestro país es el significado negativo de la dejadez, del abandono negligente de las cosas. Acá lo provisorio se hace eterno, para siempre. Recordemos que será la sexta salida oficial de la milagrosa imagen, desde que ocurrió el terremoto, y no saldrá desde su casa original como debería de ser. Del mismísimo lugar que Él eligió para quedarse en estos valles soleados hace 440 años atrás. ¿Qué está ocurriendo, por que la demora extensa?
Se comenta en los corrillos parroquiales que ya estaría lista la propuesta para proceder a realizar el proyecto mixto aprobado por el Obispado (al que hemos criticado y desnudado sus falencias) y que empezarían por la -dizque- restauración del 35% del total del templo, incluso que habría una maqueta con las modificaciones a realizar (tratando de guardar cierto parecido con el diseño original) y que se iniciarían este año; pero nada de lo dicho está confirmado y como siempre el Obispo no dice nada, guarda silencio en siete idiomas cuando se hace necesaria su voz. El pueblo católico sopesa esta actitud que se ha hecho reiterativa, desde el tremendo fracaso que constituyó la frustrada Basílica que era la niña de los ojos del prelado chiclayano. Mientras, inexplicablemente seguimos esperando.
La respuesta parece que la he encontrado en los comentarios de la gente experimentada y fervorosa que procede del campo, me dijo uno de ellos: “…Sabes por qué tanta demora para restaurar la Casa de nuestro Cristo de Luren, la razón no está en las cuestiones técnica sino en que el Obispo no quiere, no siente suyo a este templo, no le interesa su historia. Para hacer algo tiene primero que quererlo” y para redondear su afirmación este añoso hombre me dijo con sabiduría: “… si el mismo Cristo de Luren fue restaurado al quemarse su imagen, porque no se puede hacer lo mismo con su templo” sentenció. Para mí en estas pocas frases se resume lo que ha ocurrido en casi 3 años. No se quiere y no se hará.
NR: artículo publicado en el Diario “La Voz de Ica” fechado el 22.03.2010
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