Hace poco he tenido una alturada discrepancia con un distinguido vecino de ésta ciudad, pero por razones de no contar con su autorización no menciono su nombre, nuestras diferencias se dan respecto a las acciones administrativas del Obispo de Ica sobre el futuro inmediato del Santuario de Luren. En resumen él manifiesta que todo lo que ha realizado el prelado desde el 2007 está bien y yo sostengo lo contrario. En el marco de estas civilizadas diferencias de opinión he recibido observaciones, ideas y rectificaciones con buen talante.
Recientemente mi anónimo amigo me decía que no debo decir que el Obispo de Ica es joven y tampoco inexperto, referidos a los 38 años de edad cuando asumió la designación como Obispo de Ica. Disculpen. La juventud de una persona no se mide solo por el rendimiento físico o la complexión atlética. La juventud de una persona se mide por la frescura de sus ideas más que su desempeño corporal, más aún cuando se trata de religiosos. Desde la antigüedad los gobernantes, los líderes, los hombres con sabiduría eran ancianos, es decir personas que superaban largamente los 60 años. Los Obispos en la historia del catolicismo, salvo honrosas excepciones, siempre han sido hombres muy entrados en canas, fogueados en el entendimiento de las conductas humanas, dados a los consejos experimentados, en la compenetración con su grey.
Los Obispos en el Perú nunca han sido encontradizos, imponentes, irreductibles en sus ideas, nunca un Obispo se ha enfrentado en absurdas polémicas con sus gobernados, ni tampoco han sabido desconocer las acciones reivindicativas de su feligresía, más aún cuando éstas están a favor de la Iglesia. Ese reposo y esa convicción lo dan los años, los conocimientos que tiemplan las destrezas. El silencio como respuesta ante las demandas justificadas nunca ha sido un argumento de los prelados -eso es arma de los políticos, de los que calculan sus actos para lograr réditos- siempre los sacerdotes y más los Obispos han sido sinónimos de amistad y no de enfrentamiento. ¿Acaso se conoce a algún Obispo que separa o discrimina por sus opiniones a los feligreses que no están de acuerdo con él? Un Obispo siempre será reconocido, querido y prestigiado por su amplitud de entendimiento, de amistad y de paternidad. Nunca lo contrario. Jamás.
Los Obispos en el Perú nunca han sido encontradizos, imponentes, irreductibles en sus ideas, nunca un Obispo se ha enfrentado en absurdas polémicas con sus gobernados, ni tampoco han sabido desconocer las acciones reivindicativas de su feligresía, más aún cuando éstas están a favor de la Iglesia. Ese reposo y esa convicción lo dan los años, los conocimientos que tiemplan las destrezas. El silencio como respuesta ante las demandas justificadas nunca ha sido un argumento de los prelados -eso es arma de los políticos, de los que calculan sus actos para lograr réditos- siempre los sacerdotes y más los Obispos han sido sinónimos de amistad y no de enfrentamiento. ¿Acaso se conoce a algún Obispo que separa o discrimina por sus opiniones a los feligreses que no están de acuerdo con él? Un Obispo siempre será reconocido, querido y prestigiado por su amplitud de entendimiento, de amistad y de paternidad. Nunca lo contrario. Jamás.
Pero algo más, nuestro Obispo, oriundo de Chiclayo, cuyo gentilicio es chiclayano, ha tenido poca experiencia en el trato con gentes. Según sus datos biográficos se desempeñó dos veces como párroco (5 años), y más del doble de este tiempo estuvo inmerso en el mundo académico (estudios para su Doctorado en Teología Bíblica, España, Profesor de Sagrada Escritura, Rector del Pre Seminario Diocesano). Recién como Obispo de Ica se estrenó en el manejo de decisiones con trascendencia; por ello los errores cometidos, por ello la polémica en sus decisiones administrativas. De allí también parte nuestra concepción de joven e inexperto. Una adicional para el cierre, de todos los Obispos -a la fecha- en edad cronológica el Obispo de Ica es el tercero más joven en todo el Perú.
NR: artículo publicado en el Diario “La Voz de Ica” fechado el 17.03.2010
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