A PROPÓSITO DE CELEBRACIONES

La última semana de febrero de este año estuvo llena de fechas contradictorias. Por una parte, muchos de los católicos practicantes de nuestra ciudad han recordado con recogimiento y serena alegría la fecha de la aparición de la sagrada imagen del Cristo de Luren en los valles de Ica (ver “En pocas Palabras” del 10 y 24 de Febrero 2010).  Y por otro lado, en justificada algarabía, celebraban el cumpleaños del Obispo chiclayano, designado regente de la prelatura diocesana de la Región Ica.

El Cristo Crucificado, venido de Europa, apareció por vez primera por éstos lares un 25 de Febrero de 1570 (ha cumplido 440 años de estar con nosotros), más de cuatro centurias de milagros, de fe, de sabernos protegidos, de tener el apoyo sacro en nuestras horas de aflicciones; de sentirlo como nuestro, de compartir con él nuestras pequeñas satisfacciones, de agradecerle por no ser huérfanos en un mundo que los humanos hemos contribuido a marcarlo como insensible y hasta cruel.

Así también, el 26 de Febrero de 1968, hace 42 años, nacía en la ciudad de Chiclayo Héctor Eduardo Vera Colona, quien asumió el sacerdocio a la edad de 25 años y a los 38 años fue designado como Obispo de Ica, siendo uno de los prelados más jóvenes de nuestro país. Con él, el pueblo católico iqueño en amplia mayoría, ha tenido agudos desencuentros y no pocas decepciones a partir del 2007. El motivo: su empecinada actitud de querer desaparecer una parte importante de nuestra identidad cultural al intentar primero, reemplazar al Santuario de Luren por una fastuosa Basílica y ahora en pretender demoler y/o modificar la estructura primigenia de éste ícono de la ingeniería religiosa local, sin tener bases sólidas que justifiquen este despropósito.

Mientras para la fecha más que cuatricentenaria de la aparición de nuestro Cristo de Luren en Ica no hubo una recordación merecida, ni misa alguna, ni programa de festividades oficiales por parte del Obispado ni de la Parroquia. Fue un día más de la cotidianeidad amodorrada, fue un jueves cualquiera, simple y aparentemente intrascendente.

El viernes 26 de febrero tampoco hubo programa oficial conocido por el cumpleaños del obispo chiclayano. Pero sí  abrazos, felicitaciones, el obligado besamanos, aplausos, regalos. Claro en estricto privado. Festejar es una manifestación humana y tiene justificación. El prelado chiclayano ha anunciado que será Obispo por 30 años. Le auguramos larga vida y mejor gestión.

Aparte de estas contradicciones muy humanas, digo: el jueves 25 hubo Conferencia de Prensa y el sábado 27 de Febrero la primera Vigilia del año, ambas organizadas por el Comité Iqueños por la Restauración del Santuario de Luren. Allí, en hermandad hemos elevado una oración por la feliz venida del Cristo Crucificado a nuestras tierras. Sabemos que nos ha escuchado y nos reconforta para el logro de nuestro propósito. Al unísono y frente a su Santuario herido, dijimos: ¡Feliz 440 Aniversario milagroso Cristo Crucificado de Luren!

NR: artículo publicado en el Diario “La Voz de Ica” fechado el 10.03.2010