Juan Donayre Vizarreta, fue un iqueño nato, chacarero guadalupano y salupino para más señas, profesor esmerado, escrupuloso recolector de nuestras costumbres más remotas, registró con su precisa pluma y en lenguaje coloquial los datos minuciosos de las costumbres y tradiciones de la Ica antigua.
Don Juan Donayre Vizarreta es, sin duda, el folklorista más preciso de nuestra tierra, el narrador natural de la Ica que ha desaparecido sepultada por el paso del tiempo, cuyos rezagos aparecen por allí, de vez en cuando, como recordarnos lo espléndido de lo vivido en los años idos.
En la actualidad son muy pocas las personas que se enteran a través de las obras literarias de los escritores singulares como Donayre Vizarreta sobre el pasado glorioso de nuestra tierra; conocer las costumbres y tradiciones que heredamos, el signo distintivo de nuestra sociedad. Los jóvenes de hoy, sumergidos en el mar de novedades que la brinda la modernidad y el progreso no se percatan que la ingrata fragilidad de la memoria; les hace olvidar -para siempre- lo que fuimos como pueblo y como país. La felicidad está en vivir cada día, cada instante, con optimismo y a la luz de tus valores, tratando de ser felices junto con los demás; es por eso que la frase célebre toma mejor cuerpo: “Todo tiempo pasado fue mejor”.
Fueron pocas sus publicaciones las que nos heredó, pero pletóricas en detalles y su narración siempre estuvo impregnada por el gran amor que tuvo a su terruño. Fue un pintor de la palabra. Adornó con verbo fácil la descripción de los lugares comunes haciendo resaltar la belleza del campo y de la ciudad; de las costumbres, de sus gentes. Nadie como él para poner la nota colorida en el rescate de las ya olvidadas formas del folklore iqueño, la manera de hablar, de cantar, de bailar de nuestros antepasados.
Don Juan Donayre nos habló de cosas sencillas pero hermosas. Nos contó sobre la "Trilla" de las menestras, de como el pallar, los garbanzos, las arvejas o el frejol que reunía e interrelacionaba a su alrededor a muchas personas en el momento mismo de las labores agrícolas, el acompañamiento de cánticos alentadores o versos motivadores para la culminación feliz de la faena. El supo hilar fino en la narración despaciosa de nuestras costumbres de antaño, hacer magia con el verbo al explicar, por ejemplo, como se hacía "el Puro de Ica" (aguardiente de uvas) en las bodegas artesanales; de cómo eran las "Yunsas" o las "Jaranas" de los antiguos iqueños. Nos habló también de las costumbres tradicionales de las "Tablas" o los "Pichates" que unían en compadrazgos respetuosos y eternos a las familias.
Sabemos ahora que la música popular de los "Negritos" y el "Contrapunteo" en las danzas es una manera de demostrar la fraternal rivalidad, como parte de un juego exento de odios. El maestro también nos explica las increíbles curaciones del "Ojo" y el "Susto", costumbres que aún sobreviven.
Por él sabemos la vida y anécdotas de los personajes más resaltantes de antaño, las leyendas y cuentos de nuestra Ica ancestral, sobre el origen de nuestras creencias religiosas, en fin sobre nosotros mismos. Sin embargo estamos en deuda con el Maestro. No hemos podido difundir su obra en las escuelas, no le hemos dado el reconocimiento adecuado. Carecemos de una propuesta editorial oficial para la publicación de las obras de muchos artistas y literatos iqueños que han quedado olvidados. Hemos dejado pasar desapercibido lo mucho que él hizo por el fortalecimiento de nuestra identidad como pueblo, por el rescate de nuestra especial forma de ser como iqueños. Le debemos mucho a don Juan Donayre Vizarreta.
(*) Nació el 26 de Junio de 1910 y murió el 9 de Junio de 1997, a la edad de 86 años
Obras: “Leyendas y Tradiciones iqueñas” y “Campiña Iqueña, Aspectos Folklóricos”
Don Juan Donayre Vizarreta es, sin duda, el folklorista más preciso de nuestra tierra, el narrador natural de la Ica que ha desaparecido sepultada por el paso del tiempo, cuyos rezagos aparecen por allí, de vez en cuando, como recordarnos lo espléndido de lo vivido en los años idos.
En la actualidad son muy pocas las personas que se enteran a través de las obras literarias de los escritores singulares como Donayre Vizarreta sobre el pasado glorioso de nuestra tierra; conocer las costumbres y tradiciones que heredamos, el signo distintivo de nuestra sociedad. Los jóvenes de hoy, sumergidos en el mar de novedades que la brinda la modernidad y el progreso no se percatan que la ingrata fragilidad de la memoria; les hace olvidar -para siempre- lo que fuimos como pueblo y como país. La felicidad está en vivir cada día, cada instante, con optimismo y a la luz de tus valores, tratando de ser felices junto con los demás; es por eso que la frase célebre toma mejor cuerpo: “Todo tiempo pasado fue mejor”.
Fueron pocas sus publicaciones las que nos heredó, pero pletóricas en detalles y su narración siempre estuvo impregnada por el gran amor que tuvo a su terruño. Fue un pintor de la palabra. Adornó con verbo fácil la descripción de los lugares comunes haciendo resaltar la belleza del campo y de la ciudad; de las costumbres, de sus gentes. Nadie como él para poner la nota colorida en el rescate de las ya olvidadas formas del folklore iqueño, la manera de hablar, de cantar, de bailar de nuestros antepasados.
Don Juan Donayre nos habló de cosas sencillas pero hermosas. Nos contó sobre la "Trilla" de las menestras, de como el pallar, los garbanzos, las arvejas o el frejol que reunía e interrelacionaba a su alrededor a muchas personas en el momento mismo de las labores agrícolas, el acompañamiento de cánticos alentadores o versos motivadores para la culminación feliz de la faena. El supo hilar fino en la narración despaciosa de nuestras costumbres de antaño, hacer magia con el verbo al explicar, por ejemplo, como se hacía "el Puro de Ica" (aguardiente de uvas) en las bodegas artesanales; de cómo eran las "Yunsas" o las "Jaranas" de los antiguos iqueños. Nos habló también de las costumbres tradicionales de las "Tablas" o los "Pichates" que unían en compadrazgos respetuosos y eternos a las familias.
Sabemos ahora que la música popular de los "Negritos" y el "Contrapunteo" en las danzas es una manera de demostrar la fraternal rivalidad, como parte de un juego exento de odios. El maestro también nos explica las increíbles curaciones del "Ojo" y el "Susto", costumbres que aún sobreviven.
Por él sabemos la vida y anécdotas de los personajes más resaltantes de antaño, las leyendas y cuentos de nuestra Ica ancestral, sobre el origen de nuestras creencias religiosas, en fin sobre nosotros mismos. Sin embargo estamos en deuda con el Maestro. No hemos podido difundir su obra en las escuelas, no le hemos dado el reconocimiento adecuado. Carecemos de una propuesta editorial oficial para la publicación de las obras de muchos artistas y literatos iqueños que han quedado olvidados. Hemos dejado pasar desapercibido lo mucho que él hizo por el fortalecimiento de nuestra identidad como pueblo, por el rescate de nuestra especial forma de ser como iqueños. Le debemos mucho a don Juan Donayre Vizarreta.
(*) Nació el 26 de Junio de 1910 y murió el 9 de Junio de 1997, a la edad de 86 años
Obras: “Leyendas y Tradiciones iqueñas” y “Campiña Iqueña, Aspectos Folklóricos”
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