Un pueblo sin imágenes es un pueblo sin pasado. En nuestra querida Ica hemos tenido felizmente a un grupo importante de artistas que, a través del tiempo, con sus cámaras fotográficas captaron importantes momentos de nuestras vidas como ciudad y como pueblo.
Muchas de las costumbres que heredamos de nuestros mayores han sido retratadas magníficamente por estos hombres que hicieron de la fotografía, no solo un medio de vida sino también un arte, refinado y exquisito; pero felizmente, al alcance de las mayorías.
Si los cuzqueños resaltan orgullosos la prolijidad del puneño Martín Chambi y sus estampas señeras, en Ica tenemos retratistas de la vida de idéntico valor, que no hemos sabido reconocer con gratitud y oportunidad su inmenso e inestimable aporte social.
Si queremos recordar a cada uno de ellos diremos que Dacio Gutiérrez fue el primero en aparecer con las históricas máquinas fotográficas “minuteras”, allá por los albores del siglo pasado y testimonios de sus trabajos se conservan aún a través del tiempo, en aquellas fotos de ensueño, impresas en grueso cartón y en color sepia, que captaron imágenes de momentos irrepetibles de nuestra historia; Dacio nos guardó el vívido recuerdo de las muchas lagunas que Ica algún día tuvo: La Victoria, Orovilca, la Huega, Saraja, solo para enumerar las más importantes ya extintas, éstas son ahora un opaco y lejano recuerdo en nuestras memorias.
En las fotos de éstos artistas de la cámara rejuvenecen cada vez que las miramos, y disfrutamos de los tiempos idos, que jamás volverán. Eran las épocas felices de nuestros abuelos y de nuestros padres, capturados eternamente gracias a la magia de la fotografía.
Luego está la singular oportunidad de don Simón Salvatierra Cárdenas que nos asombró con sus precisas y atractivas fotos de gentes y de nuestro Cristo de Luren, él nació en Ayacucho y se adoptó como iqueño, siendo varias veces campeón de tiro en los lides nacionales representando a estas calurosas tierras; falleció a la edad de 72 años, sus restos descansan en la ciudad de Chincha.
Que podemos decir del gran maestro Don Jesús Herrera eximio artista de las fotos en blanco y negro, legando su arte y pericia a su hijo Marcelino Herrera Medrano; ambos retrataron a las personalidades más importantes de nuestra sociedad. Tampoco ellos nos acompañan.
Tobías Baltazar Ascencio Alcedo, hombre de finas maneras y trato cordial, de andar cansino y detallista sin par, quien plasmó en sus fotos, ya a color, los rasgos singulares de nuestra sociedad allá por los años de 1960 y más. Sus trabajos de fotos sociales, paisajes y edificaciones importantes de la época fueron de obligada publicación en los diarios locales y capitalinos. Oriundo del Callejón de Huaylas, se hizo iqueño de puro amor, fue empresario exitoso en el ramo de las imprentas, trajo a Ica la primera fotocopiadora de la era moderna. Falleció el 11 de Abril del 2006, a los 86 años de edad.
Tobías Baltazar Ascencio Alcedo, hombre de finas maneras y trato cordial, de andar cansino y detallista sin par, quien plasmó en sus fotos, ya a color, los rasgos singulares de nuestra sociedad allá por los años de 1960 y más. Sus trabajos de fotos sociales, paisajes y edificaciones importantes de la época fueron de obligada publicación en los diarios locales y capitalinos. Oriundo del Callejón de Huaylas, se hizo iqueño de puro amor, fue empresario exitoso en el ramo de las imprentas, trajo a Ica la primera fotocopiadora de la era moderna. Falleció el 11 de Abril del 2006, a los 86 años de edad.
Juan Sadao Kuroki Jhino, hijo de inmigrantes japoneses, nació en Lima en el año de 1925, radicado por siempre en nuestra ciudad; impuso un estilo único, minucioso y exacto en los acabados, en el arreglo y la pulcritud de sus imágenes. Era el retratista social más solicitado, nunca nadie pudo superar –menos igualar- aquella histórica foto, que con paciencia oriental pudo captar, durante una irrepetible tempestad que sorprendió a todos los iqueños, ocurrida el 7 de septiembre de 1952, en la que magistralmente captó el momento preciso en el serpentear de los rayos, cual hinchadas arterias fosforescentes iluminaron el oscuro cielo, definiendo en éste parpadeo del lente, la silueta del templo más importante de la fe católica de Ica: el Luren. El también campeón master de natación, el amigo cordial, locuaz y siempre sonriente nos dejó para siempre el 19 de Abril del 2008.
Los iqueños de todos los tiempos tenemos una deuda moral con todos estos valiosos hombres que, ahora reunidos en el recuerdo de todos aquellos que los estimábamos, dialogan entre ellos sobre técnicas, sobre procesos fotográficos y sobre la camaradería entre los que amaron las fotos.
A pesar del tiempo transcurrido es oportuno, todavía, realizar un homenaje sincero y colectivo por parte de los gobernantes de turno; este reconocimiento deberá efectuarse sin omitir a ninguno, sin escatimar esfuerzos, ni esconder los agradecimientos justos para estos artistas sempiternos de la imagen, hacedores de maravillosas estampas en placas emulsionadas con partículas de plata, que supieron con maestría, inmortalizar innumerables momentos de nuestra común vivencia citadina y honrar sus esfuerzos de legar a las futuras generaciones, a través de sus imágenes, la evolución social de un pueblo.
Proponemos por tanto, a manera de enmienda civil, rescatar sus legajos del olvido e instituir el Primer Archivo Fotográfico de la Ciudad de Ica., ésta será una biblioteca de imágenes que compilará en gráficos toda la historia de los iqueños a través del tiempo.
Foto: aparece don Juan Kuroki Jhino
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