La buena comida siempre ha sido un distintivo entre todos los iqueños. Comemos en porciones grandes y de calidad. Esta inclinación sibarita la hemos heredado de nuestros abuelos.
Cuando los españoles llegaron a nuestras tierras trajeron no solo sus costumbres e idioma, sino también sus comidas y los insumos para su preparación. En más de una oportunidad adaptaron los insumos nativos en sus recetas. La comida ibérica venía ya influenciada por la comida arábiga y mediterránea.
Esta mescla de olores y sabores fue una constantes en toda nuestra historia como país. Hemos recibido influencia de la comida negra, china, japonesa y por supuesto la herencia materna del incario. Tenemos una comida única, distinta, inigualable, acrisolada entre tantas manos maestras, la comida es para los peruanos no solo una necesidad sino un placentero disfrute y también un orgullo.
Los iqueños hemos aportado también a esta alacena de recetas, productos e insumos. Por ello no hay mejor menestra en todo el Perú que la iqueña; sean éstos los rollizos pallares, los estilizados garbanzos o los populares frejoles, sean negros, amarillos, rojos o castizos. Un sinfín de platos desfilan en base a éstos productos, solos o combinados, en ensaladas, escabeches, con carnes o pescados. Con todo sabe bien, mejor aún si una o más copas de pisco o vino de nuestras bodegas acompañan el festín.
Los desayunos domingueros no serían tal sin el infaltable tamal, con carne de puerco o de gallina, envueltos en su donosa hoja de plátano. Al mediodía los chicharrones o el refrescante cebiche en mil presentaciones. O la estupenda sopa de gallina de chacra que nos revitaliza luego de una noche festiva; como todavía no hemos entrado al almuerzo, -¡agárrense que viene lo bueno¡- una sopa seca de Chincha es un plato demoledor, juntando la carapulcra y los tallarines aliñados con el orégano perfumado.
Que rico hemos probado un arroz con pollo, verdecito con su salsa criolla y al lado su ají machacado. Ni hablar de los platos marinos que enumerarlos me faltaría papel y tinta. Por ello digo, los iqueños comemos bueno, bonito, barato y bastante.
Si de manjares, refrescos o dulces, se trata empezaremos por el frejol colado, servido a la antigua, en potito de calabaza seca, sellados con su costra de azúcar. También la mazamorra de uva que se come con leche fresca al lado; los dulces de garbanzos son únicos, los quituscos de yuca, las humitas de maíz blanco con su toque de manjar al centro, ni hablar de las tejas multisabores encapsuladas en su azucarado blindaje blanco, que ahora hemos industrializado o los tradicionales toritos con manjar, los panes con camisones, los delicados besitos, las engreídas paciencias o las crocantes revoluciones que se han hecho famosas más allá de nuestras fronteras. Ica es toda una delicia para el buen comer.
Ronny, estaba buscando una receta para quituscos de yuca y me encontre con tu articulo sobre la gastronomia Iquena. Me ha hecho sentir muy orgullosa de la maravillosa comida y costumbres que tenemos en nuestra querida Ica. Mi papa era muy exigente con la comida asi que siempre comimos delicioso en mi casa :-) Aun no encuentro la receta, pero seguire buscando ya que ando con antojos de comer quituscos de yuca como lo hacia cuando vivia en Ica.
ResponderEliminarquisiera por favor si podrian recomendarme algun aperitivo o plato de entrada . Iqueña
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