En algunos meses más la campaña electoral se desarrollará intensamente en todo el país. Los políticos ávidos de votos intentarán de todo para poder convencer a los electores y lograr su elección por 4 o 5 años más como “representantes del pueblo”. Algunos vendrán con rostros compungidos a prometer –una vez más- la solución de nuestros apremios ciudadanos, otros impactarán con sus grandes campañas marketeras y regalos sin fin. Los más avezados ofrecerán hacernos basílicas, reconstrucciones, restauraciones, reforzamientos y cuanto ofrecimiento gratuito y gracioso se les ocurra, sobre el tema del Santuario de Luren.
De los políticos actuales, congresistas por Ica, casi todos tienen nota desaprobatoria con respecto a su participación sobre el largo e inacabable tema del Santuario herido. Su participación ha sido, en la mayoría de veces desapercibida, y cuando lo hicieron fue sólo para apuntalar sus respectivos proyectos políticos partidarios. Unos, aupados en la cúspide del poder ofrecieron hacer Basílicas fastuosas con el cálculo de pasarle la factura al pueblo al momento de elegir (como ahora) a los nuevos representantes. Nada es gratuito, todo se paga, y si es en votos mejor. Otros se hicieron los “muertitos” no dijeron ni chus ni mus; pero eso sí, hay que reconocer que todos dieron disciplinadamente sus cuotas que el Congreso aprobó para la “reconstrucción” que solicitaban en la Luretón (cuyo balance final y pormenorizado todavía no conocemos). Nuestro Cristo Milagroso ya no quiere ni necesita condecoraciones ni oraciones hipócritas, ni candidatos con hábitos morados que se aprovechan de la coyuntura mediática para ir ganando alguito. La campaña política será sin cuartel y no habrá para ellos religión que valga. Solo lograr su fin, sin importar los medios que utilicen. Entonces, ya estamos avisados de lo que se vendrá.
Hemos dicho antes y lo reafirmamos ahora: cuando se junta política y religión los resultados son desastrosos. Ya hemos vivido esas traumáticas experiencias en fechas recientes. Finalmente, justo es reconocer, que de los cuatro congresistas por Ica, sólo Freddy Serna se compró el pleito por la defensa del Santuario de Luren.
De los políticos actuales, congresistas por Ica, casi todos tienen nota desaprobatoria con respecto a su participación sobre el largo e inacabable tema del Santuario herido. Su participación ha sido, en la mayoría de veces desapercibida, y cuando lo hicieron fue sólo para apuntalar sus respectivos proyectos políticos partidarios. Unos, aupados en la cúspide del poder ofrecieron hacer Basílicas fastuosas con el cálculo de pasarle la factura al pueblo al momento de elegir (como ahora) a los nuevos representantes. Nada es gratuito, todo se paga, y si es en votos mejor. Otros se hicieron los “muertitos” no dijeron ni chus ni mus; pero eso sí, hay que reconocer que todos dieron disciplinadamente sus cuotas que el Congreso aprobó para la “reconstrucción” que solicitaban en la Luretón (cuyo balance final y pormenorizado todavía no conocemos). Nuestro Cristo Milagroso ya no quiere ni necesita condecoraciones ni oraciones hipócritas, ni candidatos con hábitos morados que se aprovechan de la coyuntura mediática para ir ganando alguito. La campaña política será sin cuartel y no habrá para ellos religión que valga. Solo lograr su fin, sin importar los medios que utilicen. Entonces, ya estamos avisados de lo que se vendrá.
Hemos dicho antes y lo reafirmamos ahora: cuando se junta política y religión los resultados son desastrosos. Ya hemos vivido esas traumáticas experiencias en fechas recientes. Finalmente, justo es reconocer, que de los cuatro congresistas por Ica, sólo Freddy Serna se compró el pleito por la defensa del Santuario de Luren.
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