En varias oportunidades nuestro Obispo ha manifestado que la posible Restauración del Santuario de Luren no brindaría las seguridades para la feligresía, incluso ha efectuado una comparación implícita entre nuestro histórico Santuario y la desaparecida Iglesia de San Clemente de Pisco, en donde lamentablemente fallecieron 154 personas, como consecuencia del fatídico terremoto. (Y no 200 como ha dicho más de una vez su Eminencia). Comparación dada más para asustar que para fundamentar.
Pero cuál es su basamento de nuestro prelado para cuestionar las modernas técnicas de restauración de monumentos patrimoniales, dado que actualmente se incluyen materiales modernos como el cemento y el acero para el reforzamiento de las estructuras a conservar. Nos atrevemos a decir que no le asiste ninguna, es más su cuestionamiento es meramente especulativo. La Catedral de Arequipa, más antigua que el Santuario de Luren, afectada por el terremoto del 2001 se le aplicó novísimas técnicas de restauración y no hubo necesidad de demolerla. El terremoto del 6 de Abril del 2009 en Italia afectó gravemente a la Catedral de L’Aquila, la Iglesia de Santa María de Paganica así como la torre de la Iglesia de Alma Santa y bajo la supervisión del mismo Papa, Benedicto XVI, ya se encuentran en proceso de restauración. En ambos casos, terremotos de por medio, se logró la conservación de los edificios religiosos sin siquiera pensar en echar abajo a tanta historia e identidad como se pretende hacer en Ica. Por supuesto esto dependió de quién tuvo la palabra final para decidir el salvataje de aquellos monumentos. Los arequipeños e italianos no tuvieron autoridades que impusieran sus particulares decisiones personales en estos asuntos de dominio público.
Los especialistas en restauración, los arquitectos e ingenieros conocedores del tratamiento técnico que deben darse a estructuras patrimoniales afectadas por cataclismos han dicho que el Luren es rescatable, que además es posible reforzarla, ponerla en valor y devolverle su esplendor original, pero por sobre todo brindar seguridad a la feligresía que acuda a visitar su interior. Eso es incuestionable y quien diga lo contrario simplemente miente.
Hay que recordar que el manido pretexto obispal de cotejar el Santuario de Luren con la fenecida Iglesia de San Clemente de Pisco, su Eminencia se ha cuidado de no decir en su comparación laxa que la Iglesia pisqueña era de abobe, quincha y madera y que su construcción data de 1723 (hace 284 años), mientras que el Santuario de Luren se hizo con cemento, ladrillos, cal y piedras y se terminó de construir en 1946 (hace 61 años). Y una más, bajo los techos del Santuario iqueño no hubo ningún fallecido. El Señor Obispo sabe que no pueden existir verdades a medias, eso es antihistórico. El Santuario de Luren restaurado y reforzado sí será seguro para todos, esto no admite dudas.
Pero cuál es su basamento de nuestro prelado para cuestionar las modernas técnicas de restauración de monumentos patrimoniales, dado que actualmente se incluyen materiales modernos como el cemento y el acero para el reforzamiento de las estructuras a conservar. Nos atrevemos a decir que no le asiste ninguna, es más su cuestionamiento es meramente especulativo. La Catedral de Arequipa, más antigua que el Santuario de Luren, afectada por el terremoto del 2001 se le aplicó novísimas técnicas de restauración y no hubo necesidad de demolerla. El terremoto del 6 de Abril del 2009 en Italia afectó gravemente a la Catedral de L’Aquila, la Iglesia de Santa María de Paganica así como la torre de la Iglesia de Alma Santa y bajo la supervisión del mismo Papa, Benedicto XVI, ya se encuentran en proceso de restauración. En ambos casos, terremotos de por medio, se logró la conservación de los edificios religiosos sin siquiera pensar en echar abajo a tanta historia e identidad como se pretende hacer en Ica. Por supuesto esto dependió de quién tuvo la palabra final para decidir el salvataje de aquellos monumentos. Los arequipeños e italianos no tuvieron autoridades que impusieran sus particulares decisiones personales en estos asuntos de dominio público.
Los especialistas en restauración, los arquitectos e ingenieros conocedores del tratamiento técnico que deben darse a estructuras patrimoniales afectadas por cataclismos han dicho que el Luren es rescatable, que además es posible reforzarla, ponerla en valor y devolverle su esplendor original, pero por sobre todo brindar seguridad a la feligresía que acuda a visitar su interior. Eso es incuestionable y quien diga lo contrario simplemente miente.
Hay que recordar que el manido pretexto obispal de cotejar el Santuario de Luren con la fenecida Iglesia de San Clemente de Pisco, su Eminencia se ha cuidado de no decir en su comparación laxa que la Iglesia pisqueña era de abobe, quincha y madera y que su construcción data de 1723 (hace 284 años), mientras que el Santuario de Luren se hizo con cemento, ladrillos, cal y piedras y se terminó de construir en 1946 (hace 61 años). Y una más, bajo los techos del Santuario iqueño no hubo ningún fallecido. El Señor Obispo sabe que no pueden existir verdades a medias, eso es antihistórico. El Santuario de Luren restaurado y reforzado sí será seguro para todos, esto no admite dudas.
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