La aventura asumida por el pueblo de Ica para construir el hermoso Templo para su Santo Patrono: el Cristo Crucificado de Luren, que se iniciara en 1919 y concluyera en 1955 (36 años después) estuvo llena de carencias y pausas obligadas que marcaron a la extensa etapa de edificación de la hermosa figura arquitectónica que perdura en la memoria de los iqueños a pesar de el amargo trance que hoy vive, amenazado con su desaparición total.
Esta aventura cívica se inició, como se empiezan las grandes y trascendentales obras en el mundo: con amor, con motivación, con entrega. Muchos buenos hombres y mujeres intervinieron en esta causa, algunos de los cuales hemos tratado sucintamente en ediciones anteriores; pero esta aventura constructiva que avanzaba con tropiezos y dificultades materiales tuvo un par de benefactores que transformaron la aventura en empresa, que pusieron orden y sistematizaron los procesos, consiguieron con inteligencia, con empeño y paciencia lo que algunos agoreros vaticinaran como un mayúsculo fracaso, concluir la gran obra. Fueron los esposos Panizo- Mariátegui quienes dieron el espectacular vuelco a la historia: concluir heroicamente el majestuoso templo que ya se perfilaba como Santuario. Don José Panizo Vargas y su querida esposa Doña Graciela Mariátegui de Panizo, que asumieron sus responsabilidades de conductores sociales como cuando se toma los cuidados de un hijo desvalido, con cariño, con paciencia, con identificación a la tierra y al pueblo que los cobijó en ciudadanía.
Pero no solo fue conseguir los medios económicos para proseguir con la tarea, que se logró a través de estupendas actividades pro fondos como rifas, kermeses, tómbolas y cuanta actividad social pudiera reunir dinero y comprar los materiales de construcción; sino la de mantener en alto la animosidad y el vigor en los obreros y constructores. Los esposos Panizo-Mariátegui donaron valioso tiempo de sus actividades personales y empresariales a favor de la casa del Cristo Milagroso. Más de 12 años sostuvieron este ajetreado tren de labores. Pero su entrega a la causa fue más allá de la simple dirección, en una muestra de desprendimiento y total identificación con lo que hacían, donaron una de sus propiedades para la construcción de los que más tarde se llamó la Casa Parroquial,(que desde 1951 la Congregación de Carmelitas administra) lugar donde se desarrollan las actividades administrativas del clero, el Comedor Infantil, espacio para la catequesis y desde hace poco la nueva Capilla que aloja provisionalmente a la imagen milagrosa. Todo un pueblo agradecido ha sabido reconocer el aporte de estos grandes personajes locales; han sido múltiples los reconocimientos de la sociedad para con los esposos Panizo, y es cierto aquella frase que sintetiza su paso terrenal por estas tierras: “Sin la obra de Don José y Doña Graciela jamás hubiésemos tenido concluido el Santuario de Luren”.
Esta aventura cívica se inició, como se empiezan las grandes y trascendentales obras en el mundo: con amor, con motivación, con entrega. Muchos buenos hombres y mujeres intervinieron en esta causa, algunos de los cuales hemos tratado sucintamente en ediciones anteriores; pero esta aventura constructiva que avanzaba con tropiezos y dificultades materiales tuvo un par de benefactores que transformaron la aventura en empresa, que pusieron orden y sistematizaron los procesos, consiguieron con inteligencia, con empeño y paciencia lo que algunos agoreros vaticinaran como un mayúsculo fracaso, concluir la gran obra. Fueron los esposos Panizo- Mariátegui quienes dieron el espectacular vuelco a la historia: concluir heroicamente el majestuoso templo que ya se perfilaba como Santuario. Don José Panizo Vargas y su querida esposa Doña Graciela Mariátegui de Panizo, que asumieron sus responsabilidades de conductores sociales como cuando se toma los cuidados de un hijo desvalido, con cariño, con paciencia, con identificación a la tierra y al pueblo que los cobijó en ciudadanía.
Pero no solo fue conseguir los medios económicos para proseguir con la tarea, que se logró a través de estupendas actividades pro fondos como rifas, kermeses, tómbolas y cuanta actividad social pudiera reunir dinero y comprar los materiales de construcción; sino la de mantener en alto la animosidad y el vigor en los obreros y constructores. Los esposos Panizo-Mariátegui donaron valioso tiempo de sus actividades personales y empresariales a favor de la casa del Cristo Milagroso. Más de 12 años sostuvieron este ajetreado tren de labores. Pero su entrega a la causa fue más allá de la simple dirección, en una muestra de desprendimiento y total identificación con lo que hacían, donaron una de sus propiedades para la construcción de los que más tarde se llamó la Casa Parroquial,(que desde 1951 la Congregación de Carmelitas administra) lugar donde se desarrollan las actividades administrativas del clero, el Comedor Infantil, espacio para la catequesis y desde hace poco la nueva Capilla que aloja provisionalmente a la imagen milagrosa. Todo un pueblo agradecido ha sabido reconocer el aporte de estos grandes personajes locales; han sido múltiples los reconocimientos de la sociedad para con los esposos Panizo, y es cierto aquella frase que sintetiza su paso terrenal por estas tierras: “Sin la obra de Don José y Doña Graciela jamás hubiésemos tenido concluido el Santuario de Luren”.
Pero siempre en toda historia buena existe un punto negro que la entristece: Cuando el 25 de Noviembre del 2000 fallece el honorable patricio, Don José Panizo Vargas y la familia adolorida pretende hacer una misa de cuerpo presente es el hermoso Santuario de Luren que con esfuerzo y dedicación él había contribuido a levantar, el permiso le es negado por un cura cuyo nombre la historia ha renegado; la misa se tuvo que hacer, ante la perplejidad de la sociedad, en el Sagrario de San Isidro. Las paradojas que la vida nos da, como golpes, como puñaladas. Eso ocurre con aquellos que no conocen nuestra historia, nuestra identidad, que no aman lo nuestro, con los que nos desprecian y nos olvidan.
NR: Este artículo se publicó en el diario “La Voz de Ica” el 06-01-2010
Don Jose Panizo Vargas murio el 14 de Junio de 1971 el que murio el 25 de Noviembre de 2000 fue Jorge Alejandro Panizo Mariategui
ResponderEliminarDon Jose Panizo Vargas murio el 14 de Junio de 1971 el que murio el 25 de Noviembre de 2000 fue Jorge Alejandro Panizo Mariategui
ResponderEliminar