Una de las varias razones (no declaradas pero si percibidas) por lo cual se porfía en demoler el histórico Santuario de Luren es su escaso tamaño. Si, es despreciado y discriminado por ser pequeño, por su reducido espacio para albergar a la feligresía, apenas un par de cientos de visitantes bien sentados, tres a lo sumo. Incluso han dicho ufanosos los demoledores que la Capilla Provisoria o Provisional es mucho más amplia.
¿El tamaño de un recinto religioso justifica su destrucción? En Ica y con las actuales autoridades eclesiásticas que tenemos pareciese que sí. Sino porque tanto apresuramiento y énfasis en incluir en su cuestionado Proyecto de Rehabilitación del Santuario herido las “antiestéticas ampliaciones” que el prelado chiclayano ha considerado como prioritarias. La respuesta tal vez la encontremos haciendo una revisión a los acontecimientos recientes, en la frustrada Basílica que encandiló a nuestro Obispo, edificación que hubiese tenido dimensiones ciclópeas, una exagerada amplitud y elevaciones etéreas, que se acercarían a las mega construcciones babilónicas paganas de la antigüedad. Las ampliaciones que desea el purpurado local sería para lograr mayor capacidad y comodidad a los asistentes (igual que en las modernas salas cinematográficas o los gigantescos Centros Comerciales o los inmensos teatros). ¿Acaso ahora los actos religiosos requieren de éstos lujos? ¿Acaso no nos enseñaron desde pequeños que el cristianismo significa humildad, frugalidad y templanza? Acá se quiere, afanosamente y sin medir esfuerzos ni gastos, aumentar la capacidad del histórico Santuario del milagroso Cristo iqueño sin importar maltratar y perder el diseño original del más importante edificio religioso de nuestra localidad.
Pero la vida nos ofrece paradojas increíbles. En Lima, el distrito del Rímac, en la Calle Trujillo, a pocos metros del Palacio de Gobierno existe la Iglesia más pequeña del mundo, registrada así en los Records Guinnes, con apenas 5 metros de ancho, 12 metros de profundidad y 10 metros de altura y su aforo o capacidad máxima es para 25 personas, solamente. Esta miniatura se llama “Nuestra Señora del Rosario” y pertenece a la circunscripción de la Iglesia de San Lázaro y su creación data del siglo XVII. Desde el 2007 el INC se encargó de restaurarla, porque este pedacito de culto, que más parece una maqueta gigante, figura en el circuito de paradas o estaciones obligatorias en las procesiones de Semana Santa. Acaso al Arzobispo de Lima se le ocurrió ampliar o modificar su antigua estructura para así aumentar su capacidad. La respuesta es NO. Esta minúscula iglesia es un atractivo. En su tamaño está su esencia y como se puede apreciar en la foto de abajo, nuestro Santuario es un gigante a su lado. Y decía que era paradójico lo que nos sucede, porque en el Rímac cuidan su querida nadería, aquí en Ica tratan de desaparecer nuestro no tan pequeño Santuario. Han intentado demolerlo, reemplazarlo por otro, le han dicho escombros inservibles, no apto para restauraciones, y ahora se preparan ufanosos para injertarle ampliaciones arquitectónicas que le harán perder su originalidad. El objetivo es minimizarlo, maltratarlo, apocarlo, desaparecerlo. Esta es una de las razones que nos hacen tener fortaleza y perseverancia entre los que vivimos en esta ciudad por unir fuerzas, luchar contra lo arbitrario y lograr La Restauración con reforzamiento y puesta en valor del Santuario de Nuestro Señor de Luren.
NR: Este artículo se publicó en el diario “La Voz de Ica” el 29-01-2010
¿El tamaño de un recinto religioso justifica su destrucción? En Ica y con las actuales autoridades eclesiásticas que tenemos pareciese que sí. Sino porque tanto apresuramiento y énfasis en incluir en su cuestionado Proyecto de Rehabilitación del Santuario herido las “antiestéticas ampliaciones” que el prelado chiclayano ha considerado como prioritarias. La respuesta tal vez la encontremos haciendo una revisión a los acontecimientos recientes, en la frustrada Basílica que encandiló a nuestro Obispo, edificación que hubiese tenido dimensiones ciclópeas, una exagerada amplitud y elevaciones etéreas, que se acercarían a las mega construcciones babilónicas paganas de la antigüedad. Las ampliaciones que desea el purpurado local sería para lograr mayor capacidad y comodidad a los asistentes (igual que en las modernas salas cinematográficas o los gigantescos Centros Comerciales o los inmensos teatros). ¿Acaso ahora los actos religiosos requieren de éstos lujos? ¿Acaso no nos enseñaron desde pequeños que el cristianismo significa humildad, frugalidad y templanza? Acá se quiere, afanosamente y sin medir esfuerzos ni gastos, aumentar la capacidad del histórico Santuario del milagroso Cristo iqueño sin importar maltratar y perder el diseño original del más importante edificio religioso de nuestra localidad.
Pero la vida nos ofrece paradojas increíbles. En Lima, el distrito del Rímac, en la Calle Trujillo, a pocos metros del Palacio de Gobierno existe la Iglesia más pequeña del mundo, registrada así en los Records Guinnes, con apenas 5 metros de ancho, 12 metros de profundidad y 10 metros de altura y su aforo o capacidad máxima es para 25 personas, solamente. Esta miniatura se llama “Nuestra Señora del Rosario” y pertenece a la circunscripción de la Iglesia de San Lázaro y su creación data del siglo XVII. Desde el 2007 el INC se encargó de restaurarla, porque este pedacito de culto, que más parece una maqueta gigante, figura en el circuito de paradas o estaciones obligatorias en las procesiones de Semana Santa. Acaso al Arzobispo de Lima se le ocurrió ampliar o modificar su antigua estructura para así aumentar su capacidad. La respuesta es NO. Esta minúscula iglesia es un atractivo. En su tamaño está su esencia y como se puede apreciar en la foto de abajo, nuestro Santuario es un gigante a su lado. Y decía que era paradójico lo que nos sucede, porque en el Rímac cuidan su querida nadería, aquí en Ica tratan de desaparecer nuestro no tan pequeño Santuario. Han intentado demolerlo, reemplazarlo por otro, le han dicho escombros inservibles, no apto para restauraciones, y ahora se preparan ufanosos para injertarle ampliaciones arquitectónicas que le harán perder su originalidad. El objetivo es minimizarlo, maltratarlo, apocarlo, desaparecerlo. Esta es una de las razones que nos hacen tener fortaleza y perseverancia entre los que vivimos en esta ciudad por unir fuerzas, luchar contra lo arbitrario y lograr La Restauración con reforzamiento y puesta en valor del Santuario de Nuestro Señor de Luren.
NR: Este artículo se publicó en el diario “La Voz de Ica” el 29-01-2010
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